TIEMPOS PARA JUGAR

El juego es una tendencia innata del ser humano, representa el movimiento y la libertad. Cuando se juega se expresan sentimientos y emociones, se crean símbolos y signos que comparten quienes juegan. En la medida en que los juegos se repiten, que se transmiten de grupo a grupo y hasta de generación en generación, producen simbología que los convierte en un producto cultural. Cuando se juega con ciertos materiales el producto se acerca a lo artístico. Se juega con la palabra, las letras, los colores, los objetos.
El juego está en el nacimiento de la creación y el arte. El juego hace posible, como ninguna otra acción humana, examinar la fantasía y la intuición. Mediante el juego se aprende a cambiar y a pensar de manera divergente. En el marco delimitado por el juego se abren diferentes posibilidades y alternativas.
Niños de la escuela Mboré. Puerto Iguazú
Pocos países otorgan una prioridad adecuada al derecho al “juego”. Aunque por su naturaleza aventurera y anárquica el juego no contribuye a la economía nacional o a la imagen internacional, es sin embargo muy beneficioso para la salud.

[...] Muchas habilidades sociales, como por ejemplo la capacidad de negociación, el intercambio o el dominio de sí mismo, se adquieren a través del juego con otros niños.
UNICEF: Manual de aplicación de la Convención sobre los Derechos del Niño, p 436.

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