Los juguetes pertenecen a la vida de los pequeños como el aire que respiran. En todas las épocas y en todas las culturas han existido y existen juguetes infantiles.
Para los niños, jugar es una actividad muy seria. Ellos no juegan para entretenerse sino porque es su manera de investigar el mundo. Imaginemos una casa con niños en la que no hubiese juguete alguno: ningún carrito olvidado en la sala, ningún cubo de colores tirado en el suelo, nada de ositos de peluche, de cochecitos o de animalitos con su granja... Parecería un hogar vacio!
El valor del juego
Los niños juegan porque sí, pero qué valor tiene su juego desde el punto de vista de los educadores.
Para iniciar, fomenta el desarrollo físico del pequeño ya que muchos exigen que haga algún tipo de ejercicio o emplee sus cinco sentidos. Luego jugar sirve también para su desarrollo mental, debido a la estimulación de la fantasía y la creatividad. Finalmente hay juegos que favorecen la sociabilidad: el niño tiene que cooperar con otros y respetar determinadas reglas.
Desde el punto de vista psicológico jugar no es exclusivamente una imitación del mundo adulto, sino una manera muy profunda de comprender, asimilar y volver a expresar como en un proceso de digestión.
Atención a los errores
Partiendo de que jugar es una necesidad vital para el niño, un juguete no puede ser nunca un premio por haberse portado bien. Más bien es al revés: cuanto peor se porte un niño, más falta le hará probablemente poder jugar con juguetes adecuados para su edad y su estado de ánimo.
Un juguete tampoco es algo para tener a nuestro hijo entretenido. Cuantos juguetes se compran con el fin de quitarse a los niños de encima. En ese tipo de hogares la frase "Vete a tu cuarto a jugar", no se entiende como un amable permiso para divertirse, sino como un castigo. El juguete no es un artículo que los padres adquieren para comprar el amor de sus hijos.
Cuando vamos a comprar los juguetes, en que debemos pensar
En primer lugar la edad y las recomendaciones de los fabricantes, también en la diversidad que los juguetes nos ofrecen, por ejemplo, se puede jugar de mil formas con unos tacos de madera, en cambio con un animalito mecánico de una sola manera. Los niños por lo general prefieren juguetes que inviten a jugar con otros: a las tiendas, los médicos, a mama y a papa, al bombero, policía, etc.
El exceso de juguetes aburre y cansa al niño
El niño rodeado de demasiados juguetes pierde rápidamente el interés.
Tanto la carencia como el exceso de juguetes son perjudiciales, siendo hoy en día más probable que sufran de superabundancia que de escasez.
¿Que podemos hacer los adultos en estos casos, sobre todo a la hora regalarle juguetes nuevos, si de todas formas tiene ya demasiados?
En primer lugar, hay juguetes que se quedan pequeños lo mismo que la ropa, e igual que esta, conviene retirarlos para dárselos a otros niños en edad adecuada para que los aprovechen.
Una buena actividad que se puede realizar en Navidad, dia del Niñ@o Reyes, es en hacer un inventario y retirar la mayor cantidad posible. Algunos juguetes pueden desaparecer para regresar transformados, por ejemplo: el caballito renacerá con nuevas orejas, o la muñeca con motivo de las fiestas navideñas lucirá un nuevo traje.
Por Rosa Rodriguez Jaen.Lic en Educación Inicial.9-1-2018.
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