VIVIENDO EL JUEGO LIBRE

En mi proceso de prepararme para ser madre de día quise conocer un poquito más la pedagogía waldorf, me enteré de unas jornadas que iban a hacer sobre el juego libre y muy contenta por la oportunidad que se me ofrecía allí que fui. Días después escribí lo siguiente sobre la experiencia:

Hoy ha sido un gran día... gracias a una propuesta que nos han hecho en el taller sobre el juego libre dentro de las jornadas sobre pedagogía waldorf, he podido sentirme niña otra vez... he viajado a mi infancia: he salido al jardín y me he puesto a trepar un árbol... 

...lo primero que he sentido ha sido el esfuerzo y la concentración que hacen falta para poder hacerlo... pensando en ello he sentido la necesidad de trepar y trepar... 

...con la emoción y el disfrtute, con una tremenda fuerza, se ha apoderado de mí el deseo de saltar de rama en rama... vicki, ya no estás para estos trotes...

...entonces, he decidido hacerlo despacio y he podido sentir grandes emociones... el miedo antes de soltar y una fantástica satisfacción al entrar en contacto mi mano con la nueva rama... lo he hecho varias veces hasta que el cansancio me ha invitado a tumbarme mientras la rama que me acogía me mecía gracias a la acción del viento... 

...trás un rato de dejarme querer por mi mami árbol he alzado la vista a las nubes y me he transportado a un barco que subía y bajaba entre las olas del mar... y todo esto sin alguien al lado diciéndome por aquí subes mejor... pon el pie aquí... ahora abraza al árbol... ten cuidado que te vas a caer... sólo me queda por decir: Viva el juego libre!!!!
Foto: SUBIRSE A UN ÁRBOL:

Algo "peligroso" que les encanta y todos los niñ@s deberían hacer!!!
SUBIRSE A UN ÁRBOL:
Algo "peligroso" que les encanta y todos los niñ@s deberían hacer!!!
Antes de acudir a estas jornadas era ya consciente de lo importante que es para los niños poder disfrutar del juego libre para su desarrollo y aprendizaje, pero esta experiencia me aportó mucho más: 

me ayudó a darme cuenta de la gran cantidad de veces que interfería en el juego de mi hija, con muy buena intención sí, pero con muy buena intención le estaba negando la oportunidad de ser ella misma, de sentir por ella misma, de descubrir su mundo desde su interior, de calibrar las posibilidades que se le ofrecen, sus límites, de tomar decisiones, de crear, de experimentar gran cantidad de sensaciones, emociones, en definitiva, de vivir. 

¡Qué peligrosa puede ser a veces la buena intención! Además, pude acercarme a la niña herida que tengo dentro y abrazarla... pude sentir que algo se curaba en mi interior... fue una experiencia realmente sanadora.



Desde aquí quiero invitar a todo el mundo a ponerse en el lugar de los niños, pero no de una manera racional sino desde la experiencia... que lo puedan sentir y, bueno, qué más puedo decir... sólo un deseo: qué lo disfruten!!!

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