Si algo tenemos que admirar a los niños es su infinita capacidad creativa. Dale un pedazo de madera a un pequeño y en cuestión de minutos lo habrá convertido en un divertido juguete con su infinita imaginación. El trozo de madera no ha cambiado, según tu percepción de adulto, pero para el niño podrá ser un auto, la mercancía de una tienda, una casa, un teléfono, un borrador, la palanca de velocidades de un vehículo…
Imagen cortesía de Hugh Bell |
Las virtudes de la infancia
Cuéntale una historia a un niño y podrá imaginarla en su mente como si estuviera visualizando una película. Su inmensa creatividad lo llevará a crear sin problemas el ambiente en el que se lleva a cabo la historia, cada uno de los personajes, el escenario, los sonidos, los colores, los olores…Llévalo con un grupo desconocido de niños y a los pocos minutos estará divirtiéndose con ellos como si los hubiera conocido desde hace mucho tiempo.
El niño es un ser en pleno desarrollo y por eso sueña, imagina, crea, pregunta, inventa…
Cómo destruimos a nuestro niño interno
Apenas empezamos a crecer, ya nos vamos olvidando poco a poco de las bondades y maravillas que disfrutábamos en la infancia. Dejamos de hacer preguntas porque “los adultos lo saben todo”. Dejamos de soñar porque “los adultos deben vivir con los pies en la tierra”. Nos formamos nuestros propios juicios de las personas, por eso “elegimos con cuidado a nuestras amistades”.
Una vez abandonada la infancia, crecemos en desconfianza. Si una idea no concuerda con la nuestra, entonces es errónea. No importa cuán buena pueda parecer, pero si no está dentro de mis parámetros, simplemente es inaceptable. Más vale desechar a tiempo una idea, antes de que nos cambie la perspectiva de lo que pensamos ahora…En mente cerrada no entra ni el placer
Sacar el niño que llevas dentro no significa ser inmaduro, simplemente significa darte la oportunidad de apreciar la vida desde una perspectiva más abierta.Prueba a hacerlo la próxima vez que conozcas a una persona con pensamientos distintos a los tuyos. Más de una Vez te sorprenderás de que esa persona, que parece tan diferente a ti, te pueda dejar pensamientos positivos que te hagan reflexionar sobre tu propia existencia.
Conoce nuevos lugares y aprecialos, tal como en tu infancia, como cuando tus padres te llevaban a pasear a lugares que encontrabas fascinantes. Te darás cuenta de que puedes ir innumerables veces a un mismo lugar y encontrar un nuevo atractivo cada vez que lo visitas.
Despierta a tu niño interior y encontrarás todas las bondades de esa etapa tan llena de espontaneidad, felicidad y plenitud de la que nunca deberíamos olvidarnos al llegar a la adultez.
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