Anna Ortiz |
Cuando los niños y las niñas se entregan al juego de calidad,
lo hacen de manera absoluta: con gran concentración, con implicación de
todo el cuerpo, la cabeza y el corazón. Solemos decir que están
absortos, però en realitat estan habitando un mundo paralelo, con
códigos propios, con una percepción del tiempo distinta y con una
necesidad imperiosa de seguir el curso de aquella actividad. Como si
estuviese guiada por un motor interno, imparable, con un propósito
invisible.
Inmersos
en su juego de calidad, lo hacen todo con gran fluidez, como si
siguieran un plan establecido que se nos escapa. Con tanta precisión,
voluntad y persistencia como aparente ligereza. No hay nada exigente, no
hay nada tenso, nada susceptible de ser juzgado.
Anna Ortiz |
El
juego simbólico es el que inventan a partir de lo que observan y viven,
y que les permite recrearlo de forma única y personal. En cierto modo,
extraen de su realidad lo que quieren comprender, practicar, integrar.
Podríamos decir que es una lectura genuina y libre de su entorno, tanto
para lo que les resulta complejo y doloroso como lo que les aporta
placer, lo que quieren saborear, lo que invocan con una rica y variada
fantasía.
Anna Ortiz |
Anna Ortiz |
El
juego simbólico puede ser representativo, de rol, de construcción,
puede incluir y combinar lenguajes distintos. Es una expresión de sí
mismos y sí mismas, es un discurso, una experimentación, un recorrido
por territorios diferentes.
Observar un niño desarrollando ese juego de calidad es una maravilla. ¿No les parece?
Publicado en Jugar i Jugar
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