EL ¿ARTE? PERDIDO DEL JUEGO LIBRE

Sería interesante que buscáramos la posibilidad de que nuestros hijos dediquen el tiempo al juego imaginativo, a la improvisación dramática y a las exploraciones creativas.

Puede ser que los niños ahora jueguen igual que siempre; pero a veces da la sensación de que lo hacen de forma excesivamente organizada, alrededor de juegos establecidos y pasatiempos tecnológicos.

Lo que verdaderamente necesitan los niños es “campo” libre y tiempo libre. Jugar es jugar.
Es bueno permitir a los niños que se diviertan a su manera mientras los padres observamos, de cerca o de lejos, sus aventuras.
El juego imaginativo ( monstruos, hacer como si..., jugar a los colegios, las casas, a los viajes por lugares extraños etc,.) permitirá que los niños trabajen los conflictos emocionales de forma creativa. Podrán experimentar qué se siente al ser profesora, hermano, papá, policía... y verán el mundo desde otra perspectiva.
Los impulsos naturales del juego, son coartados, a veces, por la ansiedad que respiran, ocupados en actividades establecidas con clases extraescolares, deportes muy organizados, reuniones del grupo de excursiones... que apenas les dejan ser ellos mismos.
Nos quejamos a menudo de que cada vez la infancia dura menos. De que los niños son enseguida adolescentes y de que esta etapa les dura mucho. Tal influya algo, el que les hacemos crecer con numerosas responsabilidades y con un tiempo muy organizado.

Es posible que de pequeños necesiten más tiempo que sea de verdad libre y suyo... para SER NIÑOS.

Publicado en informapadres.com

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