Con diseño artesanal, otra manera de jugar
En materiales clásicos, una nueva generación de juguetes propone que los chicos puedan crear mientras se divierten
Una multidisciplinaria cadena de montaje interviene en la vuelta de los juguetes artesanales, que conquistan espacio en shoppings, tiendas de ropa infantil y sitios culturales.Artesanos, diseñadores, pintores, torneros, pedagogos, pediatras y gerentes de marketing aportan sus conocimientos en la creación de juguetes de trapo y de madera, pequeñas piezas diseñadas que, coinciden, "invitan a observar", dando a entender que para jugar primero hay que contemplar.
Un par de cubos y esferas pueden dar origen a camioncitos o sonajeros. Textiles como el velour o el polar towel son materia prima de muñecos y libros de cuento. Juguetes de encastre, que ejercitan la motricidad; de enhebrado, para la destreza manual; o de arrastre, que estimulan el equilibrio, son sus variantes. "Crisis y creatividad permitieron el retorno de los juguetes básicos", dice María Sánchez, del Area de Diseño Estratégico del Centro Metropolitano de Diseño (CMD), que depende de la Secretaría de Cultura de la Ciudad.
"La crisis arrasó con el mundo del juguete en los años 90. Pero, a partir de 2002, algunos emprendedores comenzaron a desarrollar juguetes didácticos, sin tecnologías sofisticadas", afirma.
Para sondear esa tendencia, el CMD organizó en 2003 la muestra Jugueteando, de la que surgieron casi 40 asociaciones de jugueteros con microempresarios. Para Navidad y Año Nuevo exhibieron sus productos en Harrods, vidriera que a algunos les permitió presentarse a consorcios exportadores, detalla Sánchez.
Modelo para armar
Natalia Sterlino es una de las diseñadoras que intervino en la convocatoria, experiencia que la animó a participar del Concurso de Emprendedores de Estudios Macroeconómicos de la Argentina 2003 donde, con Marilina Bártoli, obtuvo el primer premio.
Diseñar juguetes de trapo es "pensar en estímulos que no tengan que ver con los juegos tradicionales -explica-. Para hacer juguetes hay que bajar al mundo de los chicos". De ahí que el médico y el bombero figuren entre sus muñecos de paño Indigo. "Trato de que todos sean personajes cotidianos", explica. Su fuerte son los Kit, cajas con objetos para que los chicos armen su propio juguete.
Ese mismo concepto está detrás de los libritos, hojas de paño con siluetas y figuras que se pegan y despegan para que los más chicos inventen su historia al tiempo que aprenden a hablar. A partir de 15 pesos, se venden en ferias y jugueterías de Palermo Hollywood.
Interrelaciones
Jorge Zunino está al frente de Holzi, en el Mercado de Artesanos del Shopping Abasto. Antes se desempeñaba en el área de sistemas de una multinacional. Su esposa, Sandra, es pediatra y lo ayuda con la supervisión de sus juguetes, que se exponen ahora en el Pabellón Azul, stand 108, de la Feria del Libro.
"Hay que pensar en la edad del chico. Porque los nuestros, más que artesanales, son juguetes didácticos", dice. El desarrollo de la percepción o la destreza manual es la consigna de los juguetes para chicos de 1 a 3 años, desde $ 1,50 en adelante. "Los juguetes se lijan para evitar astillas y por prevención no se usan tornillos para unir las partes", aclara.
Para Zunino, los juguetes de madera obedecen a una cuestión cultural. "Lo común es comprar una muñeca articulada o un jueguito electrónico. Cuando les explicás a los padres que el movimiento de tal juguete provoca algo en el chico, comprenden que se llevan un objeto de valor", dice.
Para Lorena Sánchez, de Magneto, los juguetes de trapo y de madera "ayudan a los chicos a descubrir lo que los rodea, aunque eso depende de las ganas o el tiempo que los padres les dediquen a jugar". Con precios que arrancan en los 13 pesos, hay juguetes en madera para chicos a partir del año y medio (autitos, minitambores y castañuelas artesanales, supervisados por expertos en educación). "Son para chicos cansados de jugar a lo mismo -dice Claudio Faerverguer, de Imaginarium-. Son juguetes para la gente, por eso los grandes también los compran para ellos." Payasos en miniatura (Tris-trás), trompos y caleidoscopios cuestan entre 5 y 7 pesos.
Jugar y dotar de sentido
Gonzalo Arbutti es uno de los artesanos de Papelera Palermo, que desarrolla la línea Niños en madera. Los juguetes de madera son la manera que Arbutti eligió para describir a los chicos "el mundo material que los rodea".
Lo entusiasma hacer "bloques de composición" (pequeños cubos de madera), para que construyan estructuras. "Es una forma de invitarlos a agilizar la percepción, tomar conciencia de los espacios y poner a su alcance la unidad de todas las cosas", explica.
"Todos tenemos ganas de jugar, es una forma de entender, de buscar caminos alternativos para las cosas y de relacionarnos con los demás", asegura.
Gisela Antonuccio
Hábito saludable para toda edad "El juego es una actividad que trasciende la edad. Además de ser divertido, jugar es necesario", dice el doctor Pablo Alabarce, sociólogo de la Universidad de Buenos Aires (UBA) y titular de la cátedra Seminario de Cultura Popular en la Facultad de Ciencias Sociales.
"Lo percibido por el chico como un juguete se convierte en un objeto transicional, algo que le ayuda a amortiguar el impacto del yo y el no yo", dice.
Por eso, explica, el juego puede ser entendido como "un lugar que permite soportar la realidad". Se trata de un ámbito de fantasía que estimula la creatividad y la sociabilización: "Mediante la actividad lúdica se piensan alternativas para situaciones imprevistas", completa Alabarce.
En ese sentido, parecería que el hábito de jugar también sirve a los grandes.
La Nación - Miércoles 28 de abril de 2004 | Publicado en edición impresa - Arquitectura
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