Cambiadores, chupetes, baberos bolsos, ropa, mochilas para traslado y, por supuesto, los bebotes: en Casita de Muñecas es posible encontrar todo el universo para las niñas que quieran jugar a la mamá con un concepto de negocio novedoso para mantener el contacto con las pequeñas clientas.
El emprendimiento fue creado por Fernanda (45) y Laura Cabezas (39), hermanas y maestras de música que no se contentaban con lo que encontraban en las jugueterías. Fernanda acababa de tener su segundo hijo cuando su hermana Laura le hizo un moisés para el bebe; con la tela que sobró le armó otro a la hermana mayor del recién nacido.
Ahí se dieron cuenta de que había un gran vacío en la oferta de juguetes para jugar a la mamá, que había sido ganada por la muñeca rubia más famosa del mercado. "Yo amaba las muñecas. Ahora veía que las nenas habían dejado de jugar a la mamá porque no les ofrecían todo y la diversidad de muñecos era muy limitada", contó Laura.
Empezaron en 2004. En un principio se dedicaron a la confección de ropas y accesorios para muñecos que comercializaban en un puesto en el Mercado de Frutos de Tigre. En 2005 pasaron a un local en San Fernando y desde 2008 tienen un stand en Unicenter. La llegada al shopping fue en parte obra de la casualidad, ya que iba a comprarles habitualmente la esposa de uno de sus directivos, que las recomendó para llegar al centro comercial.
Desde ese momento incorporaron su propia línea de bebotes, que se destacan por su apariencia real y por la utilización de materiales de calidad. "Queríamos lo más parecido a un bebe de verdad para terminar de cerrar el concepto del negocio. Hicimos las matrices, que se moldean en una fábrica tercerizada", explicó Laura. El precio de los bebotes es $ 129 y $ 289, según el tamaño.
Fernanda destacó que, más allá de la calidad de los productos, es el concepto de negocio en gran medida lo que explica el valor de la marca. Los muñecos de Casita de Muñecas se entregan con certificado de nacimiento y el libro del primer año del bebe, donde va narrando mes a mes, en un lenguaje comprensible para niñas, los aspectos más relevantes de su crecimiento. Es a su vez una invitación para que las "mamás" de los bebotes puedan llevarlos al "control médico" en el punto de venta.
El libro promueve así la salud primaria y su prevención; es a la vez una herramienta de fidelización de los clientes, que pueden volver al shopping y jugar sin costo, y también actúa una estrategia de marketing para que las niñas amplíen el universo de productos para jugar.
"Nada se vende en cajas, los muñecos están para que las niñas los vean y los agarren, es ahí donde se produce el enamoramiento. Hay un feedback muy importante con los clientes porque los pueden volver a traer cada mes a los controles, que es una forma de ir al shopping y seguir jugando sin gastar más", explicó Laura. Su hermana señaló que hay un acompañamiento del producto que no ocurre con otros juguetes y que si tuvieran algún desperfecto son enviados al taller para componerlos. Además, los muñecos tienen garantía de por vida y son lavables en lavarropas.
"Cuando se dio la oportunidad de llegar al shopping lo tomamos como una posibilidad para hacernos conocidas y afianzar la marca", dijo Laura. A futuro el objetivo es hacer colocaciones masivas en jugueterías que respeten el concepto que ellas desarrollaron. En 2010 la compañía facturó un millón de pesos.
Fernanda cuenta que ella se ocupa de diseñar la ropa y los accesorios mientras su hermana está más en la parte de relacionamiento. La clientela va de tres a doce años, con un mayor protagonismo de aquellas niñas que rondan los ocho.
Casita de Muñecas tiene una página en Facebook con 12.500 seguidores. Allí hacen semanalmente un descuento sorpresa del 50% a quien primero comente cierta consigna. También tienen happy hour para encontrar otros descuentos y se puede reservar el producto elegido.
Por Emilia Subiza
Para la Naciçon Lunes 28 de marzo de 2011
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