JUEGOTECAS BARRIALES

¿Quién de nosotros no cantó de niño las estrofas de la canción Arroz con leche ? Con la intención de que los niños de menores recursos también puedan cantar, bailar y soñar nació Abrir la Puerta, organización que cuenta con tres juegotecas.
Ezequiel tiene 8 años, ojos vivaces y le cuesta quedarse quieto. Está en 4° grado del colegio, vive en el barrio de Once con su mamá, su padrastro y su hermano, con el que le gusta jugar a la pelota. Dos veces por semana, detrás de la puerta de Urquiza 48, encuentra en la Juegoteca de la Tía Jacinta, la posibilidad de explotar su imaginación. "Lo que más me gusta es jugar al poliladron, la mancha saltada y ponerme el disfraz de policía", dice con una sonrisa.
Los 20 chicos del barrio que van llegando saludan con un beso y corren a abrazar a las coordinadoras. De esta forma van aprendiendo pautas de convivencia, a la vez que adquieren otras de higiene a la hora de tomar la merienda.
Mientras Lucas, uno de los chicos, explica: "Una juegoteca es un lugar donde todos juegan, comparten juguetes y conocen nuevos amigos". Las coordinadoras van organizando canastos, pelotas, palos, baúles de madera y sogas para las actividades del día.
"Son chicos que están escolarizados aunque algunos hayan empezado tarde o sean repitentes. Muchos son inmigrantes y también tenemos chicos originarios de provincias del norte argentino. En su mayoría viven en hoteles familiares, donde ocho personas llegan a compartir una misma habitación. Por eso llegan a este lugar buscando un espacio donde jugar", cuenta María Emilia Silva Nieto, una de las coordinadoras.
Con un dado que en cada cara tiene escrito el nombre de un juego empieza la diversión. Eligen a un chico para que lo haga rodar por el aire y sale el juego de la mancha. Todos empiezan a correr para no ser tocados. Después siguen la danza, el reloj y así van cambiando de juegos durante una hora.
El hecho de que el actual gobierno porteño haya decidido no sólo continuar sino también hacer crecer el Proyecto Juegotecas Barriales lleva a pensar que es probable que esta iniciativa haya llegado para instalarse como política pública, más allá de las autoridades de turno.
"Cuando nosotros asumimos existían 8 juegotecas, esto quiere decir espacios barriales de recreación gratuitos para chicos de 3 a 13 años, donde se desarrollan actividades expresivas, creativas y lúdicas. En la actualidad hay 17 juegotecas, 9 propias y 8 a través de gestión asociada con organizaciones de base y ONG.
Nuestra intención es dejar en 2011, cuando nos vayamos, dos juegotecas por comuna, llegando a 28 espacios lúdicos que cubran toda la ciudad", dice entusiasmada María Eugenia Vidal, ministra de Desarrollo Social de la ciudad de Buenos Aires.
Cerca de mil chicos participan en estas juegotecas en las que encuentran gran variedad de juguetes y juegos, talleres de teatro, plástica, murga, paseos y excursiones, fiestas, encuentros intergeneracionales e interculturales con la comunidad, taller de radio, historieta, huerta y muchas actividades más.
"La mayoría está en la zona sur y centro de la ciudad, que es donde se concentra la mayor cantidad de pobreza. Algunas las abrimos en comedores comunitarios en villas para que después de comer los chicos se puedan quedar a pasar la tarde jugando", sostiene Vidal.
En algunas juegotecas existe una nueva modalidad de participación para niños y niñas de entre 2 y 4 años. Y en la de Barracas se está desarrollando una experiencia para madres y padres adolescentes y sus hijos. Además, por medio del Programa Aprender en Casa brindan a las madres que asisten a los hogares de la ciudad una cartilla con pautas de actividades para realizar junto a sus hijos en sus casas ligadas a la estimulación y el juego. Así, ellas pueden ser las primeras maestras de sus hijos.
"Está comprobado que fortaleciendo los vínculos familiares y fomentando momentos de juego entre ellos se evita el fracaso escolar y se favorece el sano desarrollo de los niños", dice Vidal.
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