MARÍA MONTESSORI, una mujer única en su tiempo que enseñó al mundo que otra enseñanza era posible!

Maria Montessori, después de licenciarse en Medicina, estuvo algunos años dedicándose a niños con discapacidades en una clínica psiquiátrica. En 1898 propuso un plan para la educación de los niños con discapacidades que presuponía la creación de escuelas, y recibió una total aprobación. Sin embargo, en 1902 llegó a la conclusión de que su trabajo podía extenderse a toda clase de niños, y en 1907 fundó la primera de sus Case dei Bambini.
En las aulas Montessori se respira un clima de tranquilidad, ya que la educadora no es necesario que eleve la voz. Los niños se encargan de realizar todas las actividades cotidianas, como ponerse el baby, regar las plantas de la escuela, lavarse las manos, poner y quitar la mesa, organizar su mochila, etc. De esta manera, aprenden a ser autónomos y se independizan de los adultos.
A lo largo de la jornada escolar, los niños desarrollan actividades motrices a las que Maria Montessori llamaba actividades para el completo control, como hacer equilibrios sobre una línea o jugar a las estatuas. Además, disponen de un variado material sensorial para desarrollar sus percepciones y su
inteligencia.
De esta manera, los niños aprenden a leer palabras e interpretar su significado, trabajar con el alfabeto utilizando letras prefabricadas, autocorregirse, aprender matemáticas jugando a los bancos, etc.
En las escuelas que siguen la pedagogía de Maria Montessori, todo el mobiliario debe estar adaptado a la altura y a las necesidades de los menores. De este modo, ellos pueden realizar todas las tareas en el aula.

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