TIEMPO DE OCIO, TIEMPO DE ENRIQUECIMIENTO

En época de colonias de vacaciones, y cuando el tiempo libre de los chicos se hace extenso, viene bien revisar el concepto "recreación". Jorge Cajaraville, rector del Instituto Superior de Tiempo Libre y Recreación (ISTLYR) aporta su punto de vista sobre un fenómeno social que merece ser pensado en serio. Para que el tiempo libre sea un tiempo de enriquecimiento.

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Por Gabriela Baby


Concepto abarcativo, noción que suena y resuena, idea con forma de red, la recreación es un estudio y una práctica que crece en investigadores, promotores, maestros y profesores. Uno de los objetivos fundamentales de este estudio es generar una actitud de reflexión y análisis crítico sobre el contexto social y las prácticas vinculadas al tiempo libre. Los egresados de la carrera de Tiempo Libre y Recreación están capacitados tanto para el análisis y la investigación del problema, así como para coordinar intervenciones lúdicas en grupos, sectores, comunidades y organizaciones.

En una sociedad que apunta a hacer un uso productivo –en términos económicos- del tiempo de las personas, y en la que el tiempo libre de grandes y chicos ha sido colonizado por actividades orientadas a ciertos fines (donde el consumo se lleva una gran parte), proponer tiempos de ocio, recreación o actividades lúdicas resulta muchas veces complicado y casi siempre polémico.
En charla con Planetario, Jorge Cajaraville, rector del Instituto Superior de Tiempo Libre y Recreación (ISTLYR) de la Ciudad de Buenos Aires, aclara dudas y responde algunos cuestionamientos.

“Para comenzar a hablar de recreación, me gustaría citar la definición de ocio”, dice Cajaraville. “Para que el tiempo libre sea tiempo de ocio tiene que tener tres características: la primera es que la actividad que se realice debe haber sido elegida libremente. En segundo lugar, no debe tener otro fin que el de la actividad misma. Y por sobre todo esto, debe tener un componente lúdico y placentero. Libre elección, placer y ningún otro fin por fuera de la actividad”.

¿De qué se ocupa la recreación como estudio y como práctica?

Uno de los problemas de la sociedad contemporánea es que el tiempo libre ha sido colonizado por el trabajo. Entonces, la recreación plantea generar un tiempo libre interesante, autónomo, apropiado, que no se trate solamente de recuperar las fuerzas para volver a trabajar. Por esto, es importante avanzar en las cualidades creativas del tiempo libre, cualidades que hacen al desarrollo humano. La idea que subyace es que las personas somos mejores y las sociedades son mejores cuando desarrollan distintas capacidades: no sólo la capacidad de producción y trabajo. Aunque también hay que diferenciar la problemática de las grandes ciudades de la de ciudades pequeñas o el interior. El ritmo de vida de cada comunidad hace con el tiempo libre cosas distintas o plantea maneras distintas de aprovecharlo.

¿Cómo es el aprovechamiento del tiempo libre de los chicos?

En los chicos y en los adolescentes vemos que el tiempo libre está cada vez más captado por las tendencias de consumo y lleno de ocupaciones que tienen que ver con las necesidades de los adultos, que no tienen tiempo libre para estar con sus hijos. Entonces, aparece la necesidad imperiosa de la jornada completa para la escuela o la colonia.

Si el ocio está compuesto de actividades en las que el sujeto elige, debemos señalar que en las colonias no se elige. Aun la hora libre de la colonia está orientada, porque se puede elegir una actividad, pero siempre dentro de un marco. De todos modos, se trata de opciones que tienen que ver con las posibilidades del adulto. Y todos sabemos que ser adultos y ser padres no es sencillo.

¿Cuál es el problema de las largas jornadas de colonia o de escolaridad?

Estar más de diez horas en un lugar genera efectos no deseados. Lo que ocurre es que el chico aprende siempre las mismas reglas y vive bajo un único estilo de sociabilidad. Cuando en realidad, es más rico propender a la diversidad de instituciones y estilos. Un problema que se está viendo en todos los países de Latinoamérica, en congresos de recreación, es que los chicos y los grandes cada vez nos juntamos más con la gente que más se nos parece, desde el punto de vista social y económico. Y esto quita riqueza. Entonces, una propuesta recreativa debería generar opciones que tiendan a poner en contacto algo de los distintos estilos de vida que hay en la ciudad. Antonio Tarragó Ros lo dice con la música: en un jardín, cuando se pierde una variedad de planta, perdemos todos, no sólo esa especie. Es decir, se pierde ese color, esa dimensión que hacía más rica nuestra vida. Entonces, la diversidad es un objetivo a vislumbrar para los que hacemos recreación.

 Los diferentes usos de lo recreativo

Cuando el chico juega, además, se sociabiliza, aprende algo de sí mismo y de los demás. Lo mismo ocurre con los adultos cuando juegan: diversas facetas de la subjetividad de cada uno se ponen en acción en los intercambios que propone el juego. Entonces, el juego puede servir para fines educativos, para fines terapéuticos, para fines empresariales. Porque lo recreativo está de moda, se diversifica en ambientes muy distintos.

¿Hasta dónde se puede hablar de buen uso y cuándo de abuso de las herramientas lúdico-recreativas?

Trabajar en recreación implica trabajar con algo bastante profundo de las personas. Las actividades tocan cuestiones emocionales, corporales e intelectuales y ponen a las personas en situación de ser fácilmente manipulables. Entonces, la tarea de coordinar experiencias recreativas conlleva una gran responsabilidad. Porque en el juego se pueden poner en funcionamiento cuestiones que apelan a la solidaridad, al trabajo en equipo, a lo colaborativo. Pero también se puede poner el acento en aspectos competitivos, deseos de ganar a cualquier costo y valores que tienen que ver con el consumo. Entonces, si se aplican prácticas de recreación deberían cuidarse ciertos valores positivos del ser humano. El problema es que en ámbitos donde la competitividad y el rendimiento son marcas de valoración de las personas, muchas veces se utilizan dinámicas de juego para reforzar eso.

También existe una industria del entretenimiento, ¿cómo se conforma la idea de recreación en el contexto del consumo?

No sólo existe una industria del entretenimiento sino que también hay quienes implementan la recreación como oferta de consumo de actividades. Y esto no ayuda en nada. Poner al chico en una organización donde se le ofrezca una actividad tras otra durante muchas horas no se diferencia en nada de darle una maquinita de juegos. Porque consumir actividades lúdicas no es lo mismo que participar de actividades que tiendan a un desarrollo personal y a la creatividad. En este sentido, la recreación debería tender a la disrupción, a generar propuestas que rompan con la lógica cotidiana del consumo. Muchas propuestas de recreación tienen fuertes componentes de competitividad, hiperactivismo y estética mediática, pero también uno puede orientarse en otro sentido: trabajar para compartir ciertos valores en el juego, escuchar el deseo, las ganas, poner a jugar la creatividad.

¿Qué propuestas se pueden señalar en este sentido?

Me parecen interesantes las propuestas de lectura y juego de algunas bibliotecas o ludotecas de la ciudad. También los espacios de arte de centros barriales y culturales en donde se realiza un trabajo con la comunidad. Actividades que pongan a los chicos en relación con chicos de otros sectores y con intereses distintos de los que ofrecen la televisión y las maquinitas, que es seguir consumiendo y consumiendo para terminar el día agotado y sin nada adentro. Otra práctica que a menudo no se tiene en cuenta es la lectura. Leer es una de las actividades más disruptivas del ritmo de vida urbano. Si invitamos a leer a los chicos, les estamos indicando que hay algo de esa experiencia que es importante vivir, y que tiene que ver con bajar el ritmo de las pantallas, ponerle un ritmo más humano al tiempo, bajar un cambio. Leer implica otro tiempo mental: un tiempo para escuchar una voz, escucharse a sí mismo y escuchar a las personas. Entonces, proponer lecturas, lecturas compartidas o juegos a partir de la lectura es una gran apuesta recreativa.

Al verano y a la colonia se los vincula al deporte y al juego al aire libre, ¿por qué el deporte está tan ligado a la recreación?

Esto es por una cuestión histórica: cuando en los años ‘50 el peronismo comienza a generar alternativas vinculadas al tiempo libre como derecho social, lo primero que tiene a mano son las actividades deportivas. Y en ese momento era una variedad interesante, porque muchos chicos de entonces, que somos padres o abuelos hoy, pudimos acceder a deportes no convencionales. Yo, en Parque Patricios, aprendí esgrima y gimnasia deportiva. Una propuesta interesante porque no se encasillaba –no era fútbol, lo típico- y porque a la vez rompía con cierto elitismo. Actualmente, en la ciudad hay muchas actividades recreativas públicas y gratuitas que van más allá del deporte. La ciudad creció mucho en ese sentido. Y debería seguir creciendo. 

¿Cómo se insertan los peloteros en este abanico de posibilidades de recreación?

Hay que correrse de la mirada nostálgica sobre los cumpleaños en las casas, porque lo valioso de los peloteros es que los chicos pueden festejar sus cumpleaños –una fecha muy importante para todos los chicos- con más amigos. Y otra ventaja es que se pueden mezclar en muchos casos los adultos y los chicos. El problema de los peloteros es el que tiene la recreación y el ocio en general: que no se transforme en una seguidilla imparable de actividades y propuestas de formato televisivo. Otra vez, la posición podría ser de disrupción o de continuismo con respecto al afuera. El pelotero es un formato, como la plaza o la colonia, pero depende de las propuestas que se hagan dentro de ese formato.

Planeta Cajaraville

Jorge Cajaraville es profesor de Pedagogía y Filosofía, especialista en Formación de Formadores para la educación no formal por la UBA, en Investigación Educativa (GCBA) y Diplomado en Gestión y Conducción del Sistema Educativo y sus Instituciones (FLACSO). Dirige la Revista Itinerarios en educación/recreación y es rector del Instituto de Tiempo Libre y Recreación de la Ciudad de Buenos Aires (www.istlyrecreacion.edu.ar).

Integra el Centro Nueva Tierra y colabora con diversas instituciones del campo de la animación sociocultural, la educación social y la recreación. Ha publicado diversos artículos sobre recreación y uso del tiempo libre.

Cajaraville Dixit

“La libre elección de las actividades separa claramente a la recreación que es elegida por los otros (supongamos adultos, padres, familias) de aquellas en que los sujetos (supongamos también, niños o adolescentes) eligen por sí mismos. Esto abre un abanico de discusiones respecto de las posibilidades para elegir y sobre las necesidades y demandas que la sociedad ejerce sobre los individuos, los ambientes o contextos culturales en que las personas se encuentran.

Los criterios de elección de una actividad recreativa dialogan con algunos rasgos de la cultura contemporánea. Entre ellos, especialmente hay que considerar la tecnificación y mediatización audiovisual de las relaciones sociales, tanto las macro como las interpersonales -de orden afectivo o emocional. Entonces, podemos observar que a los criterios para elegir las actividades recreativas deberíamos sumar otro criterio de análisis que deriva de la mercantilización de las relaciones sociales o, si se prefiere, de las pautas de consumo que regulan la vida contemporánea, especialmente en las grandes ciudades. Entonces, se puede pensar en las transformaciones que intrínsecamente, en cruce o en diálogo con dichas condiciones, las actividades recreativas han ido generando y en las transformaciones que cada propuesta pueda generar.”

Publicado en la Revista Planetario 01-01-2011 | Madres y Padres

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