UNA NOCHE ENTRE LOS DINOSAURIOS

En Trelew / Exploradores en pijamas

El Museo Egidio Feruglio propone un circuito de exploración que incluye dormir a los pies de fósiles gigantes

Una noche entre los dinosaurios

Los chicos acomodan sus bolsas de dormir en la sala Mesozoica, donde conciliar el sueño puede ser difícil 







Foto: Maxi Jonas

TRELEW.- Rosario Haidanaschuk cumplió 11 años y eligió una manera muy particular para festejarlo: invitó a sus amigas a una visita nocturna al museo, que incluyó quedarse a dormir bajo la indisimulable presencia de los esqueletos de enormes dinosaurios.
"Exploradores en pijamas" es un programa pensado para niños de 7 a 12 años, que el Museo Paleontológico Egidio Feruglio (MEF), de esta ciudad, lleva adelante con singular éxito. Los viernes, durante la temporada invernal, el museo abre sus puertas para que los más chicos viajen al pasado, millones de años.
La propuesta busca acercar a los pequeños a las ciencias y generar conciencia sobre la importancia de cuidar el patrimonio paleontológico de la Patagonia. "Queremos que se den cuenta de que la ciencia no es cosa aburrida y para eso les abrimos todo el museo, hasta lo más preciado: el laboratorio, donde nuestros paleontólogos investigan los fósiles hallados", dijo María Copello, una de las coordinadoras del programa.
La idea de pasar la noche en el museo es el imán que atrapa a los chicos. Verlos llegar cargados con sus bolsos, almohadas, bolsas de dormir y hasta con algún peluche como acompañante puede desorientar a algún transeúnte. Pero los viernes, cuando el sol se esconde, el Egidio Feruglio es territorio de niños.
Apenas pisan el auditorio Germán Sopeña (denominado así en homenaje al ex secretario general de La Nacion, por su aporte a la difusión de la ciencia en la Patagonia), se fijan claramente las reglas. La número uno: el museo no es un patio de juegos y no están por participar en un pijama party. Se pondrán en la piel de exploradores y deberán comportarse como tales, aunque recorrerán la muestra? en pantuflas.
Allí se inicia la historia. Con un relato didáctico y en el que se utilizan términos específicos cuyos significados se explican con detenimiento, la narración se enfoca en la Patagonia por ser uno de los mayores yacimientos fosilíferos del mundo.
¿Dónde estamos? ¿Qué es la paleontología? ¿Qué son los fósiles? ¿Qué es la geología? ¿Y la erosión? ¿Quién fue Egidio Feruglio? ¿Por qué hubo dinosaurios en la Patagonia? ¿A qué se llama eventos geológicos? Son algunas de las primeras preguntas que se hacen en voz alta y que dan pie a los visitantes a zambullirse en la aventura.
"No dejamos de sorprendernos por la consistencia de la información con la que llegan los chicos. Saben mucho sobre dinosaurios, conocen el nombre de los que habitaron nuestra región y los de América del Norte, hacen preguntas coherentes y el interés con el que llegan no decae en ningún momento", señaló Marcela Moraga, otra de las coordinadoras.
El programa se inicia a las 9 de la noche, y cerca de las 4.30 de la mañana, los exploradores se van a dormir. Entre las actividades se incluye una minuciosa recorrida por el laboratorio, la elaboración con yeso de réplicas de fósiles hallados por los técnicos del museo, la resolución de crucigramas sobre la base de la información que les fue narrada y, en absoluta oscuridad, con sus linternas, una búsqueda del tesoro para encontrar objetos que no tienen que ver con la época, como un destornillador o un frasco de perfume.
El programa apunta a que los chicos conozcan el MEF sin filtros. La experiencia es tentadora: en él se exhiben únicamente dinosaurios encontrados en la Patagonia, más de 17.000 fósiles originales y reconstrucciones de organismos que vivieron en esta región geográfica durante los últimos 300 millones de años.
El campamento se arma en la sala de la era Mesozoica. Ante la atenta mirada de los dinosaurios, los 30 niños despliegan sus bolsas de dormir, se acuestan y cierran los ojos, aunque no resulta fácil conciliar el sueño.
Algo de eso le ocurrió a Gianluca Confortino, de 7 años. "Me gustó, pero me dio un poco de miedo", reconoció con valentía y dejó en claro que si bien nada de lo que ocurre en la película Una noche en el museo ?en la que los animales cobran vida? sucede en el Egidio Feruglio, él prefiere dormir en su casa.
María Giselle Castro
Para LA NACION 
Domingo 11 de julio - Cultura -

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